Si hace unas semanas os hablábamos del cohousing de seniors, un cohousing para parejas jóvenes activas laboralmente y con niños pequeños puede ser la solución a su vivienda. En esta situación, los adultos están profesionalmente encaminados y acaban de crear su propia familia, lo que supone muchas responsabilidades y falta de tiempo. La preocupación principal es el crear un entorno adecuado para el crecimiento de los niños.
Tener hijos es toda una aventura que requiere implicación, responsabilidad y sacrificios, aunque éstos sean gratificantes. El tiempo libre es escaso y gira entorno a la familia. A veces se hace difícil compatibilizar trabajo y paternidad/maternidad cuando los niños se ponen enfermos o se les tiene que llevar a algún sitio.
Es por ello que el cohousing puede facilitar mucho la vida a las personas que están en este periodo. Compartir con otras personas que están en la misma fase puede ser agradable y liberador: desde las preocupaciones y retos hasta la solución de algunas necesidades.
En el caso de los cohousing familiares, para los niños es muy positivo crecer cerca de otros niños de la misma edad. Puede haber una sala de juegos y estudio compartida y contar con los servicios de un/a pedagogo/a para ayudarles a realizar las tareas de repaso o compartir canguro. Organizar fiestas infantiles en ese espacio, disfrutar del huerto en familia, contratar servicios compartidos de limpieza de hogar, cuarto de lavandería, etc. Los adultos, por su parte, también pueden compartir momentos y cenas en grupo, hobbies, o incluso habilitar un espacio de coworking para trabajar desde el cohousing.
Todas las necesidades de la vivienda colaborativa pueden irse adaptando a medida que los niños van creciendo y, como recordamos siempre, manteniendo la privacidad de las casa particulares con las ventajas de compartir espacios comunes y servicios.
Imagen: Fragmento del mosaico The Four Seasons, Chicago. Autor: Marc Chagall.