En España, de los 4.412.000 hogares unipersonales que hay 2.358.700 son de single ladies, es decir, mujeres solas. Viudas (48,4%), divorciadas (12%), solteras (35,5%) y casadas que viven solas (3,8%), forman este colectivo. Sin embargo, no todas ellas están satisfechas con su situación de permanente soledad. En estos casos, el cohousing puede ser la solución.
Ante la ausencia de pareja, son muchas las solteras económicamente independientes que disfrutan viviendo solas, pero: ¿es esta felicidad duradera? La escritora estadounidense Kate Bolick, autora del libro Spinster: Making a Life of One’s Own, cuenta su experiencia en primera persona: si bien inicialmente se sentía emocionada por vivir sola y ser propietaria de un apartamento, a los siete años empezó a encontrar esta independencia repetitiva y solitaria.
Su caso no es el único: a muchas single ladies les gustaría seguir disfrutando de su autonomía estando acompañadas sin entrar necesariamente en una relación afectiva. Es aquí donde han comenzado a surgir otras fórmulas que permitan mantener la independencia sin sucumbir a la dureza de la soledad mantenida en el tiempo. El cohousing se plantea como una opción perfecta para este colectivo, con zonas compartidas y espacios individuales.
En Estados Unidos ya funcionan algunas coviviendas de este tipo, donde las residentes pueden reunirse para algunas comidas, comparten servicios, se realizan favores mutuos… Esta nueva realidad no esta exenta de esfuerzos y cambios: por una parte, los individuos, poco acostumbrados a tener relaciones de convivencia tan cercanas con personas sin vínculo sanguíneo. Por otra, las viviendas, pensadas y diseñadas hasta ahora para núcleos familiares, con un dormitorio principal y unas pocas habitaciones individuales. La adaptación hará el cambio posible hacia este nuevo tipo de viviendas que poco a poco irá aumentado.
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Imagen: Óleo Las tres edades de la mujer, de Gustav Klimt
Fuentes: INE y The New York Times.